Sentimos su presencia

Si hay que ir ….se va.

Nunca nos dejabas indiferentes. Siempre dispuesto a compartir lo que pensabas, lo que vivías, lo que sentías…a tiempo y a destiempo¡

Abierto siempre al debate, a cuestionar y cuestionarte. Guerrero incansable.

Y ese eres.

Ahora vas por delante, pero caminas a nuestro lado, estas Vivo.

Tenemos la certeza de que ahora ves las cosas tal cual son. Cual águila, desde el cielo, tienes la visión que nos ayuda a poner las cosas en su sitio y según Él.

Nos hace falta perspectiva, desde aquí, no tenemos.

Te necesitamos.

alberto_presencia

Esta página tiene que estar viva, como lo está él. Te invitamos a que puedas compartir cómo sientes la presencia y compañía de Alberto en tu vida.

14 comentarios sobre “Sentimos su presencia

  1. Dos años de tu paso al Padre, querido Alberto.
    Es sorprendente que no pudiendo considerarme de tus amigos íntimos en vida (el Señor nos cruzó en tu atardecer), siento que lo soy ahora…en tu querida Elisa, en tus queridos hijos…
    Siempre así en nuestra memoria. Vivo en la comunión de los Santos.🙏🏻

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  2. !! Como no sentir tu presencia !!ayer , en la misa ,como no verte en esos hijos tan maravillosos ,q tiene tus ojos , tu arrolladora sonrisa y tu generosidad sin límite , como no sentirte en todos y cada uno de los presentes . Como dices en el vídeo : te gustaría dejar un poso , madre mía ! Menudo poso , tanta gente que te quiere , te recuerda y en la que sigues vivo .
    Cuando le siento ? Cuando estoy triste , veo su valor y le pido que me de un poquito de su fe inquebrantable ,entonces , sonríe y no se necesitan palabras , y eso que nuestras vidas se entrecruzaban menos de lo deseado , pero su ejemplo te deja huella .
    Gracias por esta página familia Romo , por ser ese ejemplo de unión , fe , amor , alegria y entrega . Bss

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  3. Hay dos momentos muy vivos en mi memoria que recuerdo de Alberto.
    El primero fue la primera vez que le escuche hablar, con esa fuerza arrolladora, esa claridad de ideas y esa ilusión por lo que transmitía. Nos estaba contando su trabajo con los alumnos de Toledo. La alegría y pasión que transmitía fueron semilla para mi reflexión personal sobre la vocación en el trabajo.
    El segundo momento que recuerdo con admiración fue en el camino De Santiago, empujando el carrito de Isabel con abnegación, garbo y Alegría, dando Gracias a Dios. Ejemplo de lucha, esfuerzo y superación.
    “Por sus frutos los conoceréis”, pues no hay más que ver a Elisa, María, Rodrigo, Teresa, Santi e Isa para comprender su grandeza

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  4. Que todos sean uno.
    En todos estos años la casa que más hemos visitado es la de Alberto y Elisa. Son sumamente acogedores y celebran todo lo que se pueda celebrar. Alberto comprendió que no podemos dejar de celebrar algo mientras el novio esté presente.
    Creo que Alberto siempre ha querido compartir con todos nosotros sus dos amores: su familia y Dios. Y como era lo que más quería, a todos trató de acercarnos a Él. A todas horas nos hablaba de Él, apasionadamente, sin descanso, tratando de dar respuesta a cualquier tema que surgiese. Recuerdo que un día me dijo: “yo ya no siento la necesidad de hacer ejercicios espirituales ni meditaciones; solo necesito pasar tiempo delante del sagrario, adorarle, estar con Él.”
    Pues eso: creo que Alberto siempre quiso que todos sus amigos fuésemos uno en Él; que todos gozásemos juntos por Él, con Él y en Él. Su alegría en esta tierra fue compartir sus dos amores con nosotros, sus amigos.
    Nuestra alegría es sentirle presente en nuestras vidas y, sobre todo, saberle de fiesta, celebrando la presencia del Señor continuamente y velando por su familia y sus amigos para que merezcamos compartir con él el gozo de Su presencia.

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  5. Mi nombre es Oscar. Hoy, festividad de San José, padre de Jesús y esposo castísimo de nuestra Madre la Virgen María, quiero compartir una anécdota con vosotros que Alberto nos contó una noche a sus amigos, Los Eusebios, en relación al mismísimo San José. Y qué mejor manera de recordar a Alberto que en esta festividad., sintiendo su presencia. Dice así:
    Una noche en la que los Eusebios nos juntamos como tantas veces a cenar, charlar, reir y jugar al mus, de pronto, sin casi esperarlo, nos dice Alberto todo indignado y cabreado: » pues me he enfadado con San José y he decidido guardar su imagen dentro del cajón de la mesilla (…), porque un pobre hombre español como yo, no puede tener este trabajo (…) porque yo quiero trabajar y tener un buen trabajo que traiga dinero a su hogar (…)» Se hizo silencio y todos nos quedamos mirándole alucinados con cara estupefacta al no entender nada de lo que decía. Estábamos admirados de que Alberto nos hablara con aquella naturalidad y cercanía de San José…..¡¡ Y encima se había cabreado con él !!. ¡¡Cómo se atrevía!! No lo entendíamos…
    Varios meses después, otra noche en la que nos juntamos nos dijo: «Ya he perdonado a San José y le he sacado del cajón, y ya está puesto en la mesilla, donde estaba, en su lugar (…)».
    Reimos a carcajada limpia. Y es que Alberto nunca dejaba de sorprendernos. Qué fenómeno. Esta anécdota la recuerdo muy amenudo porque me encanta. Es espontánea, graciosa y nunca antes había oído nada igual. Y así es como sentimos su presencia Los Eusebios. Alberto era una persona llena de anecdotas, historias, chascarrillos y cada 23 de mes nos juntamos para honrar, recordar y rezar por él y su familia. Estamos convencidos que él está en medio de nosotros viéndonos y riéndose con esa carcajada suya característica.
    Por último, pagaría por ver ese encuentro en el Cielo que han tenido Alberto y San José: les imagino fundiéndose en un abrazo y recordando esta gran anécdota que hoy quiero compartir.
    San José, ruega por nosotros; Alberto, ruega por nosotros. Amén.

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  6. Re: Comentario Blog Ojo de Águila
    MR

    Marta Romo
    mié 20/03/2019 0:38
    Bandeja de entrada
    Para:
    Oscar Sánchez Prieto (osquitar.76@hotmail.com);
    Hola otra vez!!
    He tratado de editar tu comentario antes de publicarlo, pero no es posible. Si quieres, no lo publico y lo vuelves a poner tu.
    Te lo copio aquí para que no tengas que volver a escribirlo todo y así puedes corregir lo que quieras.
    Qué bonito! Me encanta la anécdota que cuentas de mi hermano! Qué crack! Ojalá viviera yo con tanta naturalidad mi fe, eso le
    pido!

    Un fuerte abrazo

    Mi nombre es Oscar. Ayer, festividad de San José, padre de Jesús y esposo castísimo de nuestra Madre la Virgen María, quiero compartir una anécdota con vosotros que Alberto nos contó una noche a sus amigos, Los Eusebios, en relación con el mismísimo San José. Y qué mejor manera de recordar a Alberto que en esta festividad., sintiendo su presencia. Dice así:
    Una noche en la que los Eusebios nos juntamos como tantas veces a cenar, charlar, reir y jugar al mus, de pronto, sin casi esperarlo, nos dice Alberto todo indignado y cabreado: «pues me he enfadado con San José y he decidido guardar su imagen dentro del cajón de la mesilla (…), porque un pobre hombre español como yo, no puede tener este trabajo (…) porque yo quiero trabajar y tener un buen trabajo que traiga dinero a su hogar (…)». Se hizo silencio y todos nos quedamos mirándole alucinados con cara estupefacta al no entender nada de lo que decía. Estábamos admirados de que Alberto nos hablara con aquella naturalidad y cercanía de San José…..¡¡ Y encima se había cabreado con él !!. ¡¡Cómo se atrevía!! No lo entendíamos…
    Varios meses después, otra noche en la que nos juntamos nos dijo: «Ya he perdonado a San José y le he sacado del cajón, y ya está puesto en la mesilla, donde estaba, en su lugar (…)».
    Reímos a carcajada limpia. Y es que Alberto nunca dejaba de sorprendernos. Qué fenómeno. Esta anécdota la recuerdo muy a menudo porque me encanta. Es espontánea, graciosa y nunca antes había oído nada igual. Y así es como sentimos su presencia Los Eusebios. Alberto era una persona llena de anécdotas, historias, chascarrillos y cada 23 de mes nos juntamos para honrar, recordar y rezar por él y su familia. Estamos convencidos que él está en medio de nosotros viéndonos y riéndose con esa carcajada suya característica.
    Por último, pagaría por ver ese encuentro en el Cielo que han tenido Alberto y San José: les imagino fundiéndose en un abrazo y recordando esta gran anécdota que hoy quiero compartir.
    San José, ruega por nosotros; Alberto, ruega por nosotros. Amén.

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  7. Mi nombre es Oscar. Ayer, festividad de San José, padre de Jesús y esposo castísimo de nuestra Madre la Virgen María, quiero compartir una anécdota con vosotros que Alberto nos contó una noche a sus amigos, Los Eusebios, en relación con el mismísimo San José. Y qué mejor manera de recordar a Alberto que en esta festividad., sintiendo su presencia. Dice así:
    Una noche en la que los Eusebios nos juntamos como tantas veces a cenar, charlar, reir y jugar al mus, de pronto, sin casi esperarlo, nos dice Alberto todo indignado y cabreado: “pues me he enfadado con San José y he decidido guardar su imagen dentro del cajón de la mesilla (…), porque un pobre hombre español como yo, no puede tener este trabajo (…) porque yo quiero trabajar y tener un buen trabajo que traiga dinero a su hogar (…)”. Se hizo silencio y todos nos quedamos mirándole alucinados con cara estupefacta al no entender nada de lo que decía. Estábamos admirados de que Alberto nos hablara con aquella naturalidad y cercanía de San José…..¡¡ Y encima se había cabreado con él !!. ¡¡Cómo se atrevía!! No lo entendíamos…
    Varios meses después, otra noche en la que nos juntamos nos dijo: “Ya he perdonado a San José y le he sacado del cajón, y ya está puesto en la mesilla, donde estaba, en su lugar (…)”.
    Reímos a carcajada limpia. Y es que Alberto nunca dejaba de sorprendernos. Qué fenómeno. Esta anécdota la recuerdo muy a menudo porque me encanta. Es espontánea, graciosa y nunca antes había oído nada igual. Y así es como sentimos su presencia Los Eusebios. Alberto era una persona llena de anécdotas, historias, chascarrillos y cada 23 de mes nos juntamos para honrar, recordar y rezar por él y su familia. Estamos convencidos que él está en medio de nosotros viéndonos y riéndose con esa carcajada suya característica.
    Por último, pagaría por ver ese encuentro en el Cielo que han tenido Alberto y San José: les imagino fundiéndose en un abrazo y recordando esta gran anécdota que hoy quiero compartir.
    San José, ruega por nosotros; Alberto, ruega por nosotros. Amén.

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  8. Gracias Oscar por compartir esta anécdota, por acercarnos un poco más a Alberto. Qué pena que Dios lo llamara tan pronto, lo habríamos conocido. Pero ahí estáis sus familiares y amigos para contarnos retazos de su vida y envidiaros por haber conocido a alguien tan especial. Solo Dios sabe el momento y el por qué. Un abrazo y gracias.

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  9. «Lo que nos hace santos es ser justamente lo que Dios ha querido que seamos, sintiéndonos satisfechos de ser una insignificante pieza de puzzle y encajar perfectamente en nuestro agujero.»
    Alberto,tu ya has llegado a la meta.
    Intercede por nosotros para que seamos fieles a la voluntad de Dios, para que seamos lo que tenemos que ser.
    Que amemos lo que somos a los ojos de Dios.
    Te echamos de menos Alberto.

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  10. Lo que nos hace santos es ser justamente lo que Dios ha querido que seamos, sintiéndonos satisfechos de ser una insignificante pieza de puzzle y encajar perfectamente en nuestro agujero.
    Alberto,tu ya has llegado a la meta.
    Intercede por nosotros para que seamos lo que Dios quiere que seamos.

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  11. Ayer empezó el Adviento. El tiempo de Alberto. Él fue quien mejor que nunca nos enseñó a vivir este tiempo litúrgico de espera y esperanza. «Estad en vela porque no sabés ni el día ni la hora» dice la escritura y esta frase era una de las favoritas de nuestro querido Alberto. Os quiero contar una maravillosa anécdota que me ocurrió ayer y en la que claramente experimenté junto a mis amigos «Los Eusebios» la presencia real de Alberto. Ayer tuve oportunidad de testimoniar mi fe delante de una serie de personas. Para preparme bien recé delante del Santísimo expuesto en el altar y pedí que mis 4 amigos «Eusebios» me acompañaran y me arroparan. Uno de ellos, en un momento dado, cogió la Biblia y decidió abrirla al azar por cualquier página. La lectura que surgió fue aquella en la que Jesús se encontraba en Cafarnaún en una casa predicando su palabra. Había tanta gente que ni se cabía. En esto que aparecen cuatro amigos portando a un paralítico y como no encontraron sitio, decidieron subir al tejado y quitando las tejas, lograron una abertura por donde descender al paralítico (cfr. Mar. 2, 1-12). Personalmente es una de mis lecturas favoritas. Si no la mejor. Durante la semana en la que estuvo ingresado Alberto, no cesamos de rezar a Dios acogiéndonos a esta lectura. Nosotros fuimos esos amigos que asían fuertemente cada lado de esa camilla donde se encontraba Alberto. Hicimos lo indecible para llevar a nuestro querido amigo junto al mismo Señor. ¡Y vamos que si lo conseguimos! No con el resultado que hubiéramos deseado, pero sí que muy pero que muy orgullosos de portar esa camilla donde estaba Alberto. Y ayer estaba claro lo que pasó. No fue casualidad. Alberto estaba alli, en la capilla, junto al Santísimo también. Quiso estar conmigo y con los Eusebios a través de este pasaje. Sentimos su presencia. Y esto nos llenó de una inmensa alegría y paz.
    Te queremos, Alberto. Gracias por interceder por nosotros.

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  12. Cuanto me acuerdo de ti en estos momentos…la de veces que pude decirte, cuando hablabas del final de los tiempos, «Alberto para ya, que me pongo mala con el temita de siempre».
    Ahora estarás ahí arriba, junto al Padre, partido de la risa y pensando «Ya os lo dije, pero me llamabais pesado y no queriais escuchar»
    Desde que te fuiste tengo claro que viví al lado de un Santo. Los últimos días junto a ti fueron la manera más cercana de palpar a Xto que haya tenido nunca. Y ahora esto…una PANDEMIA que hace temblar los andamios de nuestro mundo. Tus palabras resuenan de nuevo en mis oídos con total claridad. Lo tuyo no es normal, esa conexión con El Señor…jugabas con ventaja!!0
    Si algo tengo claro (y supongo que si es así, es porque algo se me ha pegado de ti) es que estamos viviendo no una crisis mundial, sino un momento de GRACIA.
    El Señor nos pide que paremos. Que dejemos de correr como pollos sin cabeza de un lado para otro. Que dejemos de gritar y no escuchar al que tenemos al lado. Que nos miremos de nuevo a los ojos para ver lo maravilloso de este mundo: las personas que vivimos en él.
    Parar implica escuchar nuestro corazón y ser conscientes de la presencia Viva de Dios entre nosotros. Volver al primer amor, al puro y delicado amor fraternal.

    Aquí y ahora te pido perdón por no saber entenderte, estaba claro que tú al igual que El Señor, no eras de este mundo.
    Sé que me escuchas, que te llegan mis plegarias, que sabes el miedo que hay en mi corazón. Ayudame, querido Alberto, a transformarlo para poder vivir con la tranquilidad puesta en el Padre. Ayúdame a ser como tú.

    Un abrazo muy fuerte en la distancia!

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  13. Cristo ha impreso en el cuerpo humano – en el cuerpo de cada hombre y de cada mujer- una nueva dignidad, dado que en Él mismo, el cuerpo humano ha sido admitido, juntamente con el alma a la unión con la Persona del Hijo.

    Gracias Alberto por recordármelo como sanitario. A veces se me olvida cuidar íntegramente al que tengo en la camilla.
    Ruega por mi a María Madre para que sea ella la que ponga sus manos.
    Te echo de menos.

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