Quien es

Aunque la vida de Alberto no fue muy larga (45 años) no podemos recogerla en unas pocas líneas.

Alberto fue creciendo como un niño, un muchacho, un joven muy inquieto y con un punto de rebeldía que le llevó a uno de sus rasgos más característicos: la búsqueda de la verdad, de lo auténtico. No le bastaba que los demás le dijeran lo que había que hacer, él debía descubrirlo.

En esa búsqueda, anduvo por caminos torcidos, e incluso a veces se salió del camino pero… Dios salió a su encuentro a los 22 años y su vida cambió; cobró pleno sentido y ha sabido poner al servicio de Dios todos los dones que tenía y ¡eran muchos!

Esposo, padre de familia –con 5 hijos-, fisioterapeuta y profesor. Todo vivido buscando agradar a Dios y cumplir siempre y en todo su voluntad.                  

Si hay una palabra que define a Alberto es: INTENSO. Con una personalidad arrolladora, apasionada, sin medias tintas; muy expresivo y comunicativo aunque ¡le encantaba el silencio! (como él solía decir). Pero, a la vez, tenía el don de la palabra y lo utilizaba para hablar de Dios a tiempo y a destiempo…. El haber encontrado la Verdad de Dios en su vida le convirtió en un hombre muy libre, veraz, capaz de ser testigo de Dios en cualquier momento, ambiente y circunstancia. Y así fue hasta el final, haciéndonos testigos de cómo Dios puede transformar nuestro miedo a la muerte en deseo de encuentro con Él.